martes, 27 de septiembre de 2011

CORAZON DE TORTUGA

Cual delicada florecilla, indefensa y tambaleada entre la maldad de aquellos que llaman humanos, queriéndose proteger con coraza de tortuga, pero con corazón muy delicado, por ser sencillo y humilde van pasando los días, los meses y sobre todo los años.
Queriéndose proteger que en si mismo se apena tanta agonía como muriendo un poco más cada día.
Como rejas en la cárcel que no te dejan traspasar por aquello que no se puede entrar.
Pero amiga hay que cambiar, hay que dejarse asesorar por los demás, pues si una es delicada que más da que lo sepan los demás.
Que si una es buena y honrada, no es problema de los demás, sino de una misma, y eso no se debe cambiar.
Que si una tiene grandes dotes, virtudes, es cariñosa y buena con  los demás, eso, eso no se debe cambiar. Pues los demás no te harán daño lo tendrás tu que cambiar.
No hay que protegerse del interior con tanto envoltorio como una cebolla que al final poco a poco se le ve el corazón, pero cuando eso llega a su fin te asusta tanto, como dolor que te corre por las entrañas como barco que aquel patrón no puede controlar y llevar para buen Puerto amarrar, no sea que vuelvan los piratas y se aferren a él y ya no lo dejen protegerse.
Pero cuanto dolor amiga mía produce estar siempre aferrada, encorsetada, amarrada y encarcelada para que no traspasen barreras de amor, de colores como el arco iris después de pasar la tormenta y por fin sale el sol.

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