miércoles, 6 de julio de 2016


NIÑOFOBIA


Es posible que no te gusten los niños. Es más, casi podríamos decir que "te dan alergia". Es respetable, pero también lo es que ellos puedan crecer y desarrollarse como lo hiciste tú en su día. ¿O acaso has olvidado tu infancia?

Un niño feliz, que disfruta interactuando y descubriendo el mundo, es ruidoso y revoltoso. Ahora bien, en los últimos tiempos está apareciendo un movimiento que nos llama mucho la atención y que nos preocupa: la “niñofobia”.

De un tiempo a esta parte ha aumentado un tipo oferta hotelera muy concreta, la que ofrece hospedaje “libre de niños”. Es decir, durante la estancia no nos encontraremos con bebés y otros menores que nos molesten por la noche con sus llantos o que nos incordien en la piscina con sus juegos.

Lo mismo ocurre en ciertos bares y restaurantes. Se trata de una oferta distinta para todos aquellos que deseen pasar un instante de paz alejados de la presencia infantil. Este tipo de movimiento está teniendo mucha repercusión en Estados Unidos y Reino Unido, lo cual nos invita a reflexionar sobre una cuestión algo compleja.

¿Se nos ha olvidado ya lo que es la infancia? ¿Tan poca empatía tenemos que somos incapaces de conectar con esos años maravillosos, ruidosos y revoltosos que definen la niñez?

Te invitamos a reflexionar sobre ello en nuestro espacio.



Cuando los niños molestan en nuestros espacios públicos

Empezaremos explicándote el caso de la cantante canadiense Sarah Blackwood. El año pasado experimentó una situación que la marcó y que denunció intentando que, con su historia, la sociedad reflexionara sobre algo importante.

Debía hacer un viaje en avión junto a su niño de 23 meses. Estaba embarazada de 7 meses y, aunque no era la primera vez que hacía ese trayecto desde San Francisco a Vancouver, en aquella ocasión fue algo distinto.

Cuando el avión aún no había despegado, su hijo empezó a llorar. Al poco, todo el pasaje la miró con molestia. No tardó en escuchar reproches sobre “que era una mala madre“, alguien que no sabía atender a su hijo.


La joven madre quedó casi sin aliento.No tardó en acudir la azafata, advirtiéndole de que debía calmar a su hijo, porque el pasaje estaba quejándose y podrían barajar la opción de hacerla bajar del avión si el niño no se callaba.

Los lloros de su bebé apenas duraron 10 minutos, porque pasado ese tiempo, volvió a dormirse y no se despertó hasta el aterrizaje.

¿Es que la gente ha olvidado lo que es la crianza? ¿Nadie recuerda que los bebés lloran, ríen, gritan y chillan?
La niñofobia o pensar que un niño que llora es el resultado de una mala crianza

Este es solo un pequeño ejemplo de lo que sufren día a día muchos progenitores. Ir a comprar, a pasar un rato a un teatro, a comer a un restaurante… Si un niño grita, llora o llama la atención de otras personas es porque sus padres “no están haciendo algo bien”. 
Es una idea incorrecta y estigmatizada. Cada niño tiene su personalidad y su forma de interactuar en sus contextos más cercanos. Los hay más inquietos y los hay más tranquilos, pero ello no es siempre el resultado de la educación que les dan sus padres. 
Los bebés lloran, y es el llanto ese lenguaje esencial para pedir algo, para comunicarse. Es algo natural que toda madre entiende. 

De ahí, que debamos ser más empáticos y respetuosos cuando en un tren o un avión, vemos a esos padres que intentan calmar a su bebé durante el viaje. La niñofobia está haciendo que en muchos espacios de ocio de Estados Unidos y Reino Unido se vete ya la entrada a menores. No obstante, con ello, se prohíbe la entrada también a sus padres. Es algo sobre lo que reflexionar.

Queda claro, sin duda, que en materia turística cada empresa puede ofrecer el servicio que desee, y si una persona desea pasar sus vacaciones sin ver ni escuchar a un niño, merece todo nuestro respeto.

Un niño feliz es un niño que corre, que grita, que llama nuestra atención

Los niños desean tocarlo todo, experimentar, sentir, reír, aprender… Si les obligamos a callar, a no llorar, a hablar bajito y a no moverse de la silla, lo que tendremos en realidad son criaturas temerosas que no se atreverán a explorar. 
Tiempo tendrán de crecer y de guardar silencio, de quedarse quietos en los asientos de un avión, sin molestar.Los lloros se atienden, no se censuran ni tampoco se obvian. Si un niño quiere tocar algo lo protegeremos de que no se haga daño, pero es necesario fomentar su conducta de exploración, de curiosidad, de interacción con su medio. 
La infancia es ruidosa por naturaleza. No hace falta más que pasar por una guardería o un centro de primaria a la hora del recreo para recordar lo que es ser niño. 

Mientras, respetemos a sus progenitores en su tarea de educar y seamos más empáticos con los niños.


REFLEXION:

Cierto que a mi no me suelen gustar los niños, incluso me llegan, a veces a molestar, también es cierto que yo fui niño, el problema esta en que no fui feliz, eso si a mi manera y a mi independencia, lograba cosas inauditas.
Tambien opino que muchos niños hacen tanto ruido porque no son escuchados, ni educados, ni se les hace caso, por parte de sus padres. y somos algunos adultos los que pagamos las consecuencias. 
Si soporto a niños educados, que juegan y gritan sin molestar al personal de su alrededor, y respetan a los adultos.

POR FIN¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MI MUNDO SIN TI

martes, 5 de julio de 2016

ANGEL SANGRANTE

Partirán tus alas
el destino, camino andante
como vía de tren.
Nubes negras en cielo
encapotado.
Rojo amanecer de sangrado
una vez al mes.
Tu destino desde niña a
mujer vendrá engalanado
por tu humilde y gran placer.
Sonrisas de gran mujer
Se secará una vez al 
mes, para que después
de varios años, 
cambien tu físico de gran mujer.