miércoles, 9 de enero de 2013

CONVIRTIENDOME EN HADA

Cuando me di cuenta que existía, estaba metida dentro de un armazón, no podía moverme pues era bastante estrecho. Pero de pronto noté que algo en la espalda se me movía, mi piel empezaba a rasgarse.
Del mismo dolor, que inundaba todo mi ser, no me enteré que mi morada era el capullo de un gusano. 
Vive dios que cuando me di cuenta, se me quito un gran peso de encima, pues aunque no lo parezca pero ya sabia donde estaba y lo que era.
Después de varias noches, con sus días, a mi casa se le hizo un agujero. 
Yo que era algo traviesa salí a indagar que era eso.
Que susto me paré en seco, pues la altura hasta el suelo era considerable y si me caía me aplastaría.
Con mi dolor en la espalda, me moví y sin querer me encontré bajando deprisa desde el árbol al suelo.
Pero mi instinto y la supervivencia se hicieron eco en mi y como quien no quiere la cosa, el dolor de mi espalda se hizo insoportable, y cual alas de ángeles, mariposa o hadas, se me desplegaron y me dejaron volar por los aires.
Aterricé en pleno suelo sin un rasguño que lamentar.
Mis alas me hicieron ver la realidad, me convertí en un Hada con sus alas y su luz centelleante.




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