martes, 15 de mayo de 2012

SERPIENTE INTRUSA

Como intrusa que serpentea entre las rocas duras, me he metido de nuevo en tu vida.
Echaba de menos tu compañía y tus ansiadas manos amigas. 
Aquellas conversaciones de adolescentes que a veces reíamos, otras llorábamos o mismamente nos emocionábamos, esas que casi llegábamos a extasiarnos.
Recuerdos de música que disfrutábamos, cual sonido incansable de tocadiscos que no debaja de dar vueltas insaciable. Como noria de feria inagotable.
Días de dicha y de desdichas de me toca a mi y no a ti.
De personas coherentes e incoherentes, de juventud con pocos años, de deportes con fútbol y balonmano. 
De sexualidad reprimida, y sin consuelo compungida. Deseos de niños adolescentes y más tardes algunos salieron repelentes. 
De sentadas, en verano al césped con sones de guitarra y cantos, de festivales en colegios privados y verbenas de bailes inmaculados.

De fiestas nacionales con días de campo, con balón, a  jugar a quitarnos lo, con mochila en la espalda  y caminata de ida y vuelta que bien nos lo pasábamos. 
Juventud que siguió estudiando para salir del pueblo,  y así sin darnos cuenta todos nos fuimos desperdigando.
Pero aquella esencia de niñez y juventud,  algunos que no queremos perder, la seguimos conservando.
Con figura, que casi no recuerdo por el paso de los años, sin verlo (que no son diez años, sino quince), de silueta callada y oscura.
Esencia interna y profunda, pero de puro miedo, y temor ante la vida y la duda.
Vida de niño mimado, consentido y también de niño huido, y por supuesto de niño super protegido.
Niño de moto negra, para subir por las alturas, para ver las estrellas, el sol  y la luna.
Niño escurridizo como cisne negro, porque él pone todo su empeño.



(Dedicado a mi amigo A.R. que le gusta su vida tal cual)

No hay comentarios:

Publicar un comentario