sus muslos y más arriba sus caderas,
las cuales se excitaban
cuando tus manos heladas las rozaban.
Muslos prietos y sonrosados,
que terminan en el hueco emocionante de su sexo, que ya empezaba a excitarse,
y lagrimear por el roce de los vellos erizados de tus manos.
Orquídea sensual, llena de gotitas de agua, transparentes e inmaculadas, ansiosa de tener tanta sequía que se transforman en semillas de agonía.
Vello de su piel erizado por las caricias de tus dedos, que se suben hasta la sien, porque se espera que los quieras para bien.
Agonía y latidos fuertes en su corazón, que ya se va acercando el volcán de explosión.
Caderas que no dejas de mecerse, suspiros de quejidos melodiosos, por llegar a borbotones de placer y suspiros amorosos de esencia de mujer.
Perfumes de jazmín, con agua tibia del rocío de la mañana, para poder sobrevivir.
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