lunes, 12 de diciembre de 2011

AMANECIENDO

Amaneciendo está el día, pues se fue la noche oscura con sus estrellas, y nos quedó un bello día saliendo el sol entre las montañas, como nacido de las garras de aquel que no se deja seducir por tan bella piel de color del azabache y ojos de miel, que te atraviesan hasta los recónditos huecos de las entrañas y te llega ese sabor a sal cual lágrimas de tus ojos derraman y escuecen llenas de amargura.

Como telarañas que van tejiendo sus hilos de seda plateados y tonos dorados, como aquel cabello erizado del frio que se mete y te recorre como sangre por tus venas.


Así van pasando los días vida mía.

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