Déjate querer, pues te me escapas otra vez.
La dicha de mi alma se quiebra cada mañana,
cuando te miro y mis ojos no te pueden ver,
mi nariz no te puede oler,
mi boca, muy a su pesar no te puede besar,
y mis manos no te pueden tocar ni acariciar.
Déjate querer, pues te me escapas otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario