viernes, 15 de mayo de 2020

LA CIUDAD EN RUINAS








Y  pasó el caballero alado,

dolorido por la ciudad en ruinas.

Quiero, pero no puedo,

me acuerdo, pero no quiero.

Sin vivir la vida real

que para eso es divino.

Pasarán días, semanas o años,

no volverán los recuerdos soñados.

Pasea por la ciudad dormida

aquella que le hizo tanto daño.

Caballero de traje negro

y figura desconocida

Negra fue tu armadura, 

pero con corazón blando

Y pasó el caballero alado,

dolorido por la ciudad en ruinas

DEVUELVEME SU QUERER

Dame divino amor de madrugada

tu elixir

Lléname de caricias, 

mi cuerpo ajado por el frío viento,

reconfortame con tus manos

y devuélveme el querer.

Te lo llevaste una noche

y me dejaste sin él

Devuélveme su querer

de niñez, adolescencia

y juventud también








domingo, 12 de abril de 2020

ESOS RATOS COMPARTIDOS

Era sábado, estábamos en el parque, como todos los días de vacaciones en Semana Santa, ya había anochecido y nos despedíamos para quedar al día siguiente, sobre las nueve y media, para salir a las diez, pues siempre había quien se retrasaba, y teníamos que esperar.

Cuando ya estábamos todos, salíamos a celebrar el Domingo de Resurrección al campo.
Caminábamos unos seis o siete km. para ir, que también los hacíamos para volver, a La Calera, en la Sierra de Carija, y allí llegábamos cargados con nuestras mochilas, y aquellos bocadillos de chorizo, tortilla francesa, filetes, jamón yok, vete a saber lo que nos echaban nuestras madres, que eran quienes nos hacían los bocatas, que a veces al abrir te llevabas sorpresas, mas ricas incluso que lo que tu pensabas.



Llegábamos al campo y cogíamos el camino hasta la cantera y allí pasábamos el día, entre juegos, tonteos con el niño o la niña que nos gustaba o medios novietes, recorríamos la sierra, y subíamos a  la cima para ver la charca desde las alturas. Un paisaje precioso con sus aguas y lleno al su alrededor de chalet.
Cuando llegaba la mediodia nos comíamos los bocadillos y continuábamos por la tarde jugando a recorrer y explorar el campo. 

A una hora prudente, que no se nos hiciera de noche, volvíamos a recoger nuestras mochilas, ya casi no pesaban, pues venían vacías de alimentos y líquidos que nos habíamos comido y bebido. Pero si cargadas de felicidad, entusiasmo, juventud, y disfrute de un día de Domingo de Resurrección con los amigos en el campo.
La vuelta era otros tantos km., pero aunque algo cansados, teníamos energía de sobra para llegar a casa, ducharnos y volver al parque a  terminar el día con los amigos.
Bonitos recuerdos, aquellos de juventud, que parece que nunca va a pasar y lo lejos que están.

Habrá quienes no quieran recordarlos, todo es respetable, o quienes no quieran ni haberlos vividos, o quienes ni siquiera recuerden......... o quieran recordarlos.
Pero una cosa la tengo muy clara, a mi jamás me quitarán aquellos momentos compartidos, 
pues fueron:

Muchos días y muchos años
Muchas mañanas y tardes de charca en verano
Muchas noches de feria
Muchas tardes y noches de verano
Muchas mañanas de sábado con partidos de balonmano, de fiestas y verbenas en Los Salesianos, esos ratos no me los quita nadie, esos ratos compartidos.........