la sonrisa de tus labios y tus mejillas sonrosadas.
Tu cara de niña buena,
Madrina de Hada, Madria de la nada,
Madrina de niña mimada.
La espuma del mar me inundo de tu sabor,
de tu blanco inmaculado y virginal desasosiego.
Con la luna a lo lejos de plata
Y con la noche cerrada de brillantes estrellas en el infinito.