Mis alas escondidas se abren para volar,
o soy un caballito de mar, sin alas para volar.
Mis ojos rebosados de lágrimas,
que resbalan por mejillas, de piel ajada,
por llantos de desilusión y olvido.
No quiero tu consuelo compartido,
tus migajas a escondidas.
Ahora soy libre, sin dolor ni llanto,
aquel que te escocia tanto.
Tu olvido me resbala como aceite hirviente
en alma helada.
Mis alas escondidas se abren,
para volar, correr y trotar,
como mariposa, libélula y caballito de mar.